Las úlceras por presión son un problema frecuente en personas con poca movilidad que pasan mucho tiempo en la cama o sentados. Tanto si eres cuidador como paciente, te interesará el post de esta semana, en el que te contamos por qué ocurren y lo importante que es prevenir su aparición.

Las úlceras por presión (también llamadas de decúbito o escaras) son lesiones de la piel que aparecen por permanecer mucho tiempo en la misma posición, sobre todo en las zonas donde los huesos están cerca de la piel (talones, caderas, zona del sacro…). Por tanto, suelen padecerlas las personas que pasan mucho tiempo en la cama, sillón o incluso en una silla de ruedas. La continua presión contra el colchón o la silla reduce o impide el flujo de sangre hacia esas zonas de la piel y, como consecuencia, el tejido muere (necrosis) y se forma una herida o úlcera.
Se clasifican en diferentes grados según la gravedad de la úlcera, desde el daño superficial de la epidermis en los primeros momentos hasta la destrucción del tejido de la piel en toda su profundidad en los casos más graves, llegando incluso al músculo o al hueso.
Una vez que aparece una úlcera de este tipo es bastante difícil de curar, por lo que su prevención es especialmente importante. Vamos a ver ahora qué podemos hacer para evitar que le ocurra esto a las personas a nuestro cuidado o a nosotros mismos si estamos mucho tiempo en la misma postura.

1. Cuidado de la piel

La piel tiene que estar siempre limpia y seca, sobre todo en las zonas expuestas a la presión, ya que la humedad favorece la aparición de úlceras. Por lo tanto, procura secarla bien tras el aseo, cambia los pañales a menudo si el paciente los necesita y cuida también que el sudor transpire con las prendas adecuadas. Pregunta en tu farmacia por las cremas protectoras o barrera para aplicarlas en las zonas más propensas a la humedad.
El uso de cremas hidratantes es recomendable; la piel es más frágil cuando está deshidratada. El alcohol y las colonias que lo contienen pueden resecar la piel, así que es mejor evitarlos, al igual que los polvos de talco.

2. Revisión diaria

Todos los días hay que hacer un examen completo de la piel, prestando especial atención a las zonas más susceptibles de formación de úlceras: talones, tobillos, rodillas, caderas, espalda (es muy frecuente la ulceración en la zona del cóccix y/o sacro), codos, hombros, cabeza y orejas.
Las úlceras aparecen al principio como puntos enrojecidos u oscuros, piel caliente y esponjosa (o bien endurecida) y erosiones. Si encuentras alguno de estos signos y no disminuye en unos días, acude a un profesional de la salud para que empiece con el tratamiento.

3. Alivio de la presión

Como hemos comentado, la continua presión en una zona de la piel es la causante de la formación de úlceras. Por este motivo, es importante el cambio de posición del paciente cada 2 horas aproximadamente. Te pueden servir relojes como este de pacientesycuidadores.com:
Si el paciente está en una silla de ruedas, es beneficioso ir cambiando el peso cada 15-20 minutos, inclinándose a uno y otro lado alternativamente.
Además, son muy recomendables las ayudas técnicas disponibles en farmacias y ortopedias. Se trata de dispositivos que reparten la presión homogéneamente, como colchones y cojines antiescaras de viscoelástica o de aire. Algunos incluso están automatizados y contienen celdas  independientes que se hinchan y deshinchan de forma periódica.
Existen también productos que descargan la presión en zonas concretas como taloneras, botas, almohadas especiales para rodillas, etc. Pregunta en tu farmacia u ortopedia; ellos te asesorarán sobre las mejores opciones en tu caso.

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