¿Quién no ha escuchado aún la palabra maskné? Son pocas las personas que aún no lo han padecido, y es que aparece tanto en aquellas personas con piel grasa como en aquellas que siempre la han tenido seca, incluso con atopía, no perdona a nadie pero, ¿sabemos realmente qué es, qué lo produce y cómo manejarlo? Pues bien, con unas simples palabras podemos llegar a conocer sus más íntimos secretos para combatirlo y que la pandemia no siga dejando huella en nuestra piel.

Hoy en día, conocemos muchos de los síntomas que produce la COVID-19 en las personas contagiadas: tos, dificultad para respirar (apnea), fiebre, dolor muscular… Pero hay otros síntomas, no tan evidentes, que también se han relacionado con el desarrollo de esta enfermedad, tanto en niños como en adultos.
Las lesiones que se producen en la piel y pueden ser la antesala del desarrollo de la enfermedad no son tan características y son muy variables entre los individuos enfermos, aunque si es verdad que, hoy en día, hay un equipo multidisciplinar que estudia cada caso desde un enfoque distinto para acotar estos síntomas y tomar decisiones a tiempo que pueden salvar vidas. Y es que las lesiones cutáneas son unas de las primeras en aparecer.
Entre las lesiones más habituales encontramos asociados a los pacientes más leves los sabañones, las vesículas (parecidas a la varicela) o las lesiones similares a la urticaria (se resuelven solas). Entre aquellos pacientes más graves y asociados a problemas de circulación, encontramos signos de necrosis.
Ya sí, entramos en otras de las consecuencias que está dejando la COVID-19, prácticamente en la mayoría de la población y son aquellas derivadas del uso de EPI (equipo de protección individual), en concreto por las mascarillas.
Esperamos y deseamos que el uso de la mascarilla deje de ser necesaria pronto, pero hasta esa fecha, su uso es obligatorio, por lo que tenemos que saber cómo actuar frente a las lesiones y alteraciones que pueda sufrir nuestra piel, desde lesiones acneiformes hasta dermatitis perioral (alrededor de la boca), a esto se le llama maskné.
Entre la mascarilla y tu piel, se genera un microclima, derivado de la alta concentración de humedad que se da en la zona, y es esta misma humedad, el sudor y el crecimiento de microorganismos, el roce y la presión lo que provoca la irritación en la zona mandibular. Pudiendo llegar a provocar un empeoramiento de patologías ya existentes como rosácea, acné o dermatitis seborreica.
Probablemente hayas notado enrojecimiento de la zona, picor, irritación, lesiones parecidas a los granitos, exceso de grasa, descamación… Pues bien, para poder evitar todas estas alteraciones, vamos a proponer una rutina cosmética que las mejore. Dentro de las rutinas cosméticas que podemos llevar a cabo para mejorar las lesiones producidas podemos destacar:
• Limpieza: Es necesario llevarla a cabo dos veces al día, mañana y noche. En el caso de las noches, llevar a cabo una doble limpieza para retirar restos de protector solar, maquillaje y polución (si la piel está muy sensibilizada hacer una limpieza simple), evitando el uso de limpiadores agresivos. Recuerda usar agua templada (si tu limpiador es al agua) y secar la piel a toques para evitar irritarla más.
• Ingredientes cosméticos: Uno de los más empleados en la actualidad para evitar la aparición de lesiones o mejorarlas es el ácido salicílico (recuerda que existen productos con diferentes concentraciones, si tienes la piel muy sensible, opta por aquellos con menor concentración y aplícalos tres veces por semana). Es importante evitarlo si se tiene alergia al ácido acetilsalicílico. Otros ingredientes que se emplean en la actualidad son la niacinamida, las ceramidas o incluso los alfahidroxiácidos. Para evitar la aparición de manchas tras la inflamación producida con las lesiones acneicas, puedes optar por el uso de azeloglicina que funciona muy bien en pieles sensibles.
• Maquillaje: Es mejor no aplicar maquillaje, pero es inevitable en determinadas ocasiones, por lo que, puedes emplear uno que sea muy fluido o incluso aprovechar y aplicar tu fotoprotector con color en toda la cara para evitar el uso innecesario de productos que puedan fomentar la aparición de granitos.
• Fotoprotección: Recuerda que las mascarillas no contienen filtros UVA/UVA/IR/Vis, por lo que es necesario aplicar un fotoprotector de amplio espectro y más aún ahora, ya que empieza el buen tiempo y volvemos a fotoexponernos. Elige una textura fluida, con o sin color, que se adapte a tus necesidades.
• Rutina semanal: Semanalmente, puedes aplicar una mascarilla con base de arcilla y posteriormente una hidratante (recuerda que una piel grasa puede estar deshidratada).
Recuerda que siempre puedes acudir a tu farmacéutico para que te ayude y te asesore adecuadamente.

Autor/es

Farmacéutica comunitaria. Miembro de la Comisión de Dermofarmacia del COF Sevilla