¿Quién no quiere lo mejor para sus hijos? y ¿quién no quiere que sus hijos tengan una buena salud toda su vida? Os hago estas preguntas porque, a veces, no somos conscientes del peligro al que los exponemos desde que son pequeños en situaciones tan cotidianas como llevarlos al campo, a la piscina o a la playa. Es decir, cuando les exponemos al sol.
Tener en cuenta la edad de nuestros hijos es muy importante cuando los exponemos al sol. Un bebé al nacer tiene una piel aparentemente maravillosa, pero detrás se esconde un tejido inmaduro que tiene que desarrollarse con la edad. Irán pasando los años y llegará la pubertad y será entonces cuando nuestros hijos comiencen con las alteraciones propias de este periodo, pero su piel estará ya madura. En esta etapa, desde el nacimiento a la adolescencia, nuestro hijo estará desprotegido frente a muchos factores externos pero sobre todo frente al sol.
Ya sé que pensáis que el sol es necesario para la vida, pero en cada momento tendremos que protegernos adecuadamente para evitar patologías graves y muy graves como el cáncer cutáneo. A todo esto os quiero añadir que la piel es un tejido con memoria y que nunca la pierde. Esto supone que siempre recordará la energía recibida del sol a través de sus radiaciones y, lo más importante, que se irá acumulando hasta que de una u otra manera lo manifieste en forma de alteración. ¿Cuántas veces hemos pensado que nosotros ya no aguantamos al sol igual que cuando éramos más jóvenes? La contestación la tenéis en lo que os he comentado antes.
Por todo ello, no cometamos los mismos errores con nuestros hijos y protejámoslos del sol. Las recomendaciones que dan todos los organismos sanitarios sobre la correcta exposición solar ya las conocéis y hay que seguirlas al pie de la letra.
Me quiero centrar en el uso de los protectores solares. Estos productos no nos aíslan del sol, ni tampoco actúan de pantalla total o de bloqueo de las radiaciones ionizantes UVB, UVA, visible e IR. Sirven para protegernos en mayor o menor medida de ellas. En el etiquetado de los protectores solares aparecen unos números acompañados de la palabra FPS o SPF (factor de protección solar). El número 50+, 50, 30, 25, 20, 15, 10, 8 ó 6 es una medida de la intensidad protectora del producto. No es el tiempo que podemos exponernos al sol, ni nos indica las veces que estamos protegidos. Si el 6 es el de menor protección solar el 50+ será el que más protege. Por tanto, a nuestros hijos les tenemos que poner un producto que indique en el envase 50+ porque aunque tenga una piel morenita y esté continuamente al aire libre, no olvidéis: “la piel tiene memoria”.
Otra cuestión importante a tener en cuenta es qué marca de las que están en el mercado es la más adecuada. Actualmente, existe una Recomendación Europea sobre protección solar que siguen todos los laboratorios y un Reglamento Europeo sobre productos cosméticos, implantado en todos los Estados miembros, que garantizan la seguridad del consumidor. Esto significa que cualquier producto solar que está puesto en el mercado y esté correctamente registrado en el Portal Europeo de productos cosméticos es seguro en las condiciones previsibles de uso.
Esto no quita que haya productos solares más eficaces que otros en función de los ingredientes y de la cantidad que lleven y del modo de elaboración que se utilice. En la formulación de productos solares no es lo mismo utilizar una formulación con los ingredientes  suficientes para conseguir un FPS 50+ a incluir otros que además sean menos agresivos para la piel, hidraten y protejan en todos los aspectos la piel de nuestro hijo. Con ello, también os quiero decir que no se debe utilizar el mismo protector solar para toda la familia porque las necesidades de la piel del niño, del adolescente, adulto o de los abuelos son diferentes.
Hay otro tema muy importante que es la hora de exposición al sol de nuestros hijos. En mi opinión hasta los 3 años los niños no deben exponerse a las radiaciones ultravioletas desde las 12 a las 18 h ni siquiera con ropa, gorro o debajo de sombrillas porque las radiaciones que reciben son suficientemente importantes y peligrosas. Estaréis pensando que basta con aplicarles protectores solares, pero qué necesidad tienen además de tener sustancias químicas en su piel cuando ésta es inmadura. Y si además pensáis que la cosmética natural es mejor para ellos, os diré que siguen siendo sustancias químicas igualmente, aunque de origen natural. Distinto es cuando ya tengan más edad que su piel está madurando.
A la hora de elegir el protector solar, actualmente os encontrareis con unos que indican en el envase “mineral” y con otros que no dicen nada. La elección de uno u otro está en función del estado de la piel. Si el niño tiene alteraciones como la dermatitis atópica, el “mineral” puede no estar indicado porque le puede deshidratar aún más la piel porque la protección solar se realiza con sustancias sólidas que se quedan en la superficie de la piel y por eso dejan un cierto tono blanquecino además de que se extienden regular. Los laboratorios más innovadores han resuelto ese problema y han conseguido fluidos minerales altamente extensibles. Si la opción es un protector solar sin estas características, no olvidéis elegir la gama pediátrica porque eso os garantiza que utilizan ingredientes poco agresivos para la piel.
Existe otro factor clave para mantener la eficacia de productos solares y es cantidad de preparado a aplicar. Los estudios para determinar la eficacia frente a UVB Y UVA se realizan aplicando sobre la piel una cantidad de 2 mg/cm2, que es lo mismo que la medida de una palma completa de la mano para un adulto y media palma para un niño, como promedio para conseguir la protección solar que indica el envase. Si de un preparado con FPS 50+ aplicamos menos cantidad, por ejemplo 1 mg/cm2, el FPS puede descender drásticamente a 7.1 y si aplicamos 0.5 mg/cm2 disminuye a 2.7. Por ello, no dudéis en ser generosos en la cantidad aplicada para garantizar la protección solar que hemos utilizado.
Por último, si nuestros hijos son lo más valioso que tenemos en la vida, por favor protegedlos de las radiaciones solares adecuadamente y evitemos que el día de mañana tengamos que lamentarnos.
Y siempre que tengáis dudas, consultar a vuestr@ Farmacéutic@ de confianza que os lo aclarará todo desde el conocimiento y la profesionalidad.

Autor/es

Dra. en Farmacia. Profesora titular de Dermofarmacia en la Universidad de Sevilla. Comisión de Dermofarmacia del RICOFSE