La congestión nasal es un motivo de consulta muy frecuente en la farmacia, sobre todo en determinadas épocas del año. Ya sea por un resfriado, alergia u otras causas, en este post te mostramos los mejores tratamientos para que puedas aliviar este molesto síntoma.

Cuando tenemos la nariz taponada o congestionada, lo que ocurre es que los vasos sanguíneos y los tejidos del interior de la nariz están llenos de líquido y se hinchan, impidiendo el paso normal del aire. Esta congestión puede deberse a numerosas causas: inflamación o irritación por sinusitis, resfriado, gripe, alergia, cambios hormonales (p. ej. embarazo), pólipos nasales, humo del tabaco, tabique nasal desviado… Y una causa de la que hablaremos más adelante en este post: el uso excesivo de descongestionantes nasales.
La congestión nasal suele estar asociada a rinorrea, que es la secreción excesiva de moco.
Tratamiento
Algunas pautas generales que te pueden ayudar a aliviar la congestión nasal son:
  • Beber abundante líquido: ayuda a fluidificar el moco y facilitar su expulsión.
  • El vapor suele mejorar la congestión, por ejemplo tras la ducha. No se recomienda inhalarlo directamente del agua hirviendo (quemaduras). Algunos aceites esenciales, como el de eucalipto, se utilizan tradicionalmente para este fin, pero están totalmente contraindicados en embarazadas (riesgo para el feto), niños menores de 3 años y pacientes asmáticos (se puede producir broncoespasmo). Es mejor utilizar un humidificador.
  • Normalmente la congestión empeora al estar tumbado, así que, al acostarte, procura mantener la cabeza más elevada que el resto del cuerpo.
Si esto no es suficiente, en la farmacia existen multitud de opciones para aliviar la congestión nasal:
  • Lavados con agua de mar o soluciones salinas: sirven tanto para la higiene nasal como para descongestionar la mucosa y se pueden utilizar sin problemas en niños y mujeres embarazadas. Se recomienda hacer lavados 3-4 veces al día.
  • Si el motivo de la congestión y/o rinitis es la alergia (lo que se conoce como rinitis alérgica estacional), aparte del tratamiento oral, el médico puede prescribir antihistamínicos nasales (azelastina, levocabastina) o corticoides nasales en spray o gotas (budesonida, beclometasona, fluticasona…).
  • Los corticoides nasales también estarían indicados en caso de pólipos nasales o tras la cirugía para extirparlos.
  • Pueden ser útiles las tiras adhesivas para dilatar las fosas nasales, por ejemplo si existe desviación del tabique nasal.
  • Descongestionantes nasales: son ampliamente utilizados y no siempre de forma correcta. De hecho, paradójicamente, el mal uso o el abuso de descongestionantes es una causa frecuente de congestión nasal. Estos principios activos (nafazolina, fenilefrina, etc.) son vasoconstrictores, es decir, actúan disminuyendo el tamaño de los vasos sanguíneos, en este caso de la mucosa nasal. Esto reduce la hinchazón de forma rápida e intensa y el efecto puede durar hasta 4 horas. Sin embargo, al término de este tiempo, por un mecanismo compensatorio, los vasos sanguíneos vuelven a aumentar su diámetro y se produce de nuevo congestión «de rebote». Esto puede llevar a algunos pacientes a sobredosificar el medicamento, e incluso a depender de él para respirar bien, en un círculo vicioso. Por este motivo, no debes utilizar descongestionantes nasales durante más de 3 días y siguiendo siempre la posología indicada en el prospecto. Aunque no necesitan receta médica, no están exentos de contraindicaciones y efectos adversos. Los pacientes con diabetes, glaucoma, cardiopatía, arritmia, hipertensión arterial y otras patologías no deben utilizarlos y pueden interaccionar, por ejemplo, con algunos antidepresivos (IMAO).
Como conclusión, sigue siempre las instrucciones y recomendaciones de tu farmacéutico/a en cuanto al uso de estos medicamentos y procura no abusar de ellos.

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