La boca es una zona del cuerpo que por sus características favorece el crecimiento de bacterias y otros microorganismos y hay que intentar dejarla lo más limpia posible.

De todos es conocido que nuestra boca y dientes son un tesoro que hay que cuidar. Es una de las vías de entrada a nuestro organismo y cómo se suele decir, «la salud entra por la boca». Así que vamos a repasar qué pasos debemos incorporar en nuestra rutina diaria de limpieza bucodental para mantenerla lo mejor posible.
Es fundamental tener una completa higiene que no se limite solo a un simple cepillado de dientes, ya que la boca es una zona del cuerpo que por sus características favorece el crecimiento de bacterias y otros microorganismos y hay que intentar dejarla lo más limpia posible.
La boca no está formada solo de dientes. También tenemos allí alojada a la lengua y todas las paredes que forman la cavidad. Por esta razón y sabiendo que debemos procurar llegar a todas las zonas posibles ten en cuenta los siguientes puntos:
1. Cepilla tus dientes tres veces al día, después de las principales comidas.
2. Especial hincapié hay que hacer en la limpieza de antes de acostarse, ya que por la noche es el momento del día en que la proliferación de bacterias puede ser mayor.
3. El cepillado debe durar unos tres minutos, con movimientos verticales e intentando no olvidar ninguna zona de la dentadura (por delante y por detrás).
4. El cepillo de dientes debe estar en buen estado; por eso se recomienda cambiarlo cada tres meses.
5. Existen cepillos con diferentes tipos de dureza en sus cerdas (suave, media e incluso fuerte). Para una dentadura sin problemas lo normal suele ser la dureza media, pero si tienes encías sensibles o que sangren fácilmente deberías utilizar un cepillo de dureza suave. De todas formas, tu farmacéutico puede darte el asesoramiento que necesitas.
6. Utiliza seda dental no solo ya para eliminar los restos más difíciles, sino para ayudar a remover la placa bacteriana en los espacios que existen entre los dientes.
7. ¡La lengua también hay que limpiarla! Lo puedes hacer con el mismo cepillo después de limpiar los dientes o bien a través de unos limpiadores especiales para lenguas que podrás encontrar en tu farmacia.
8. Usa un buen enjuague bucal como último paso en tu limpieza. Existen muchos tipos de estos enjuagues (también llamados colutorios) que se ajustan a las diferentes necesidades. Los encontrarás con diferentes composiciones. Un apunte: el uso continuado de aquellos que lleven clorhexidina puede amarillear los dientes.
9. Para aquellos que lleven alguna clase de aparato dental, como brackets, existen diferentes tipos de ayuda en la farmacia: cepillos interproximales que ayudan a la limpieza, ceras que ayudan a prevenir heridas…
10. Visita a tu odontólogo al menos una vez al año; y siempre que tengas algún un problema dental. Ya se sabe que MÁS VALE PREVENIR, QUE CURAR.
Y tú, ¿sigues estas pautas cada día?

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