Todos conocemos de sobra estos dos fármacos, usados ampliamente como analgésicos; de hecho, seguro que tenéis medicamentos a base de uno u otro en vuestro botiquín casero… Es más, seguro que muchos de vosotros tenéis en vuestros hogares varios envases de alguno de estos fármacos con diferentes dosis. Por ello en este post vamos a aclarar qué, para qué y cuándo debéis emplear uno u otro en función de para qué lo necesitéis.

El arsenal terapéutico de ambos grupos de analgésicos es amplísimo: el ibuprofeno lo podemos encontrar en forma de comprimidos, sobres con polvo, sobres con solución para beber, cápsulas, gel para aplicación tópica, suspensión oral… Y con el paracetamol ocurre más o menos lo mismo: comprimidos, cápsulas, supositorios, solución oral, sobres con polvo y también con solución oral, entre otros. Además, de cada uno de ellos los podemos encontrar formatos con diferentes dosis (cantidad de fármaco que contiene el medicamento).
Comenzaremos por el ibuprofeno; lo primero es conocer la acción de este fármaco. El ibuprofeno es un principio activo que tiene propiedades analgésicas, antiinflamatorias y antitérmicas. Se puede decir que es el antiinflamatorio por excelencia; suele prescribirse (o recomendarse en el caso de los publicitarios) cuando se padece de algún tipo de dolor que se acompaña de inflamación: golpes, contusiones, dolores musculares o de articulaciones, dolor menstrual… Pero también puede emplearse para controlar la fiebre, aunque para esto siempre es mejor intentarlo con el paracetamol, luego os explico por qué.
La dosis que suele emplearse de ibuprofeno es la de 400 mg; de hecho, en raras ocasiones necesitaremos 600 mg para aliviar algún tipo de dolor. Hasta la fecha, el ibuprofeno de 600 mg necesita prescripción médica; sin embargo, sí existen comercializados medicamentos con ibuprofeno de 400 mg que son publicitarios, es decir, que no necesitan receta médica. Llegados a este punto sí que es importante que tengáis en cuenta los riesgos de la automedicación, y por ello os invito a que leáis de nuevo este post.
El paracetamol igualmente es una molécula con propiedades analgésicas y antitérmicas, pero tiene escaso poder antiinflamatorio, de ahí que se use para dolores que no se acompañan de inflamación, como dolor de cabeza por ejemplo; es ampliamente usado como antitérmico para controlar la fiebre, más que el ibuprofeno, y esto es porque el paracetamol no presenta tantos efectos adversos gastrointestinales. Sólo en caso de no controlarse la fiebre con paracetamol, se debe usar ibuprofeno. Por eso os comentaba antes que para controlar la fiebre es mejor comenzar con paracetamol.
En algunas ocasiones el médico/farmacéutico puede recomendar alternar paracetamol con ibuprofeno si la fiebre no llega a controlarse con paracetamol; esta alternancia de medicamentos se ha relacionado con algunos casos de sobredosis, por lo que hay que prestar especial atención si tomamos ambos fármacos, especialmente si se lo administramos a niños pequeños.
Aun así, y por muy seguro y ampliamente utilizado que sea, tiene también sus riesgos; de hecho para un adulto superar la dosis de 3 g de paracetamol por día supone un riesgo a nivel hepático. Las dosis empleadas habitualmente son de 500-650 mg cada 8 horas. Este es el motivo por el cual el paracetamol de 1 gramo va a necesitar receta médica para su dispensación por la farmacia (salvo excepciones de medicamentos de 10 unidades o menos, que pueden ser publicitarios).
Esperamos haber aclarado varios aspectos sobre estos dos fármacos, pero siempre, ante cualquier duda, no dudéis en consultar con vuestro farmacéutico.

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FarmacéuticaCentro de Información del Medicamento del COF Sevilla